por Alba Braza Boils
Los libros y las putas pueden llevarse a la cama.
Walter Benjamin
Dedicaba Walter Benjamin una de sus publicaciones a Asja Lacis, mujer a quien describe como ingeniera de una calle, de dirección única, que da asimismo título a la obra en cuestión. Lacis (Letonia, 1981- Riga 1979) fue una reconocida directora de teatro y militante soviética, uno de sus tres grandes amores, juntos publicaron el artículo “Nápoles” publicado en el periódico Frankfurter Zeitung. ¿Pero qué sabemos de Asja Lacis? Como de muchas otras mujeres de la historia, poco.
A estas alturas bien sabemos que las referencias históricas aprehendidas han sido sido escritas por hombres blancos cuyos relatos se han convertido en hegemónicos. Así, no sorprende encontrar referencias transmitidas de autor en autor sobre mujeres artistas como la que encontramos de Gershom Scholem, editor de Benjamin, de quien se cuenta “tenía poco respeto por Asja. La consideraba intelectualmente débil y no compartía su entusiasmo por la revolución rusa”. Para él “no era fácil ver qué es lo que atraía a Benjamin de Asja, porque la describe con la actitud de un observador desinteresado.” Del mismo modo tampoco nos sorprende que se muestre en el cine escenas de artistas que abusan y maltratan a mujeres, como el reciente film sobre Turner que muestra sin pudor cómo el artista manosea sin consentimiento a su sirvienta o desprecia a su exmujer sin pasar la pensión correspondiente a sus hijas.

La Historia está llena de estas historias, de calificativos y de ausencias que han ido constituyendo una realidad en la que llega a pasar desapercibido que en uno de los manuales más reproducidos y consultados de La Historia del Arte, el de Ernst Gombrich, no encontremos una sola referencia a una mujer artista. Es ahora la edición “Queridas viejas, editando a Gombrich”, de la artista María Gimeno, la que saca del olvido a las mujeres y las incluye en el lomo de la edición a golpe de cuchillo. Toda una acción que se recoge exponiendo el libro intervenido y un vídeo, cuya edición tiene una clara intención didáctica y divulgativa. La obra, concebida como un acto performativo, se repetirá tantas veces haga falta mientras siga siendo un reto para la sociedad conseguir citar referentes femeninos de la Historia del Arte, más allá de Frida Kalho; siempre que nos sigamos preguntando “por qué no ha habido grandes mujeres artistas” y hasta que la mayoría de mujeres que vemos en los museos no sean meras representaciones, muchas de las veces, desnudas.
Concibiendo los roles y estereotipos de género como conceptos universales, se ha asumido la cosificación de la mujer a lo largo de la historia. Hasta el mismo Benjamin dedicó todo un capítulo a hacer una comparativa irónica sobre las putas y los libros, dos objetos que según él “han sentido un amor mutuo, pero no se han correspondido” y que “calculan el tiempo mientras vamos penetrándolos”. La metáfora no sólo sitúa a ambos en calidad de ser manejados a la merced del hombre, sino que la misma ironía sirve para cuestionar el interés que pueda tener una mujer que ejerza la prostitución por la lectura.
Sin embargo, la lectura y la creación literaria pueden adquirir muchas formas y funciones, “sé gritar hasta el alba” es uno de los versos de Alejandra Pizarnik, publicados en El Heraldo de Aragón que conforma “Missed call”, de Gema Rupérez. La artista descontextualiza una selección de versos y los publica acompañados de un número de teléfono en la sección de contactos. Mediante una cámara oculta graba la conversación que da lugar a la compra del anuncio respondiendo a las lógicas de los prejuicios, una joven prostituta que paga por darse publicidad. Contraponiendo la poesía a la prostitución, Rupérez muestra poetisas de referencia al mismo tiempo que visibiliza una serie de relaciones y códigos propios entre cliente y profesional del sexo. Las hojas del periódico con las publicaciones son intervenidas como si una pintura suprematista se tratase y se exponen junto al dispositivo telefónico que corresponde al número del anuncio.
Cada vez que éste suene en la sala de exposiciones, alguien estará buscando apagar la sensación de brasas en el cuerpo e inquietando al espectador de la obra. Los mensajes quedan grabados en el aparato telefónico mientras el público puede acceder a otros recibidos anteriormente a través del segundo vídeo de la instalación. Ellos, quienes llaman, nunca encontrarán a Alejandra, mas probablemente nunca leerán otros versos suyos.
Otra de las formas retóricas que Benjamin no contempla aparece frecuentemente en diferentes medios de comunicación. “Enfermera harta de los recortes la chupo sin goma hasta el final 24h” es el inicio del texto que una profesional de sanidad publicaba en 2015 en la sección de contactos de un periódico madrileño. Sandra Paula Fernández lo transforma en la obra “Enfermera”, de la serie “Arte Público: la vida no sólo es coser y cantar”
bordando delicadamente cada palabra a punto de cruz sobre panamá. Fiel al texto original, aumenta sus dimensiones hasta convertirlo en un tapiz que refleja la impotencia de no verse justamente remunerada por su trabajo y preferir, en el desespero, dedicarse a la prostitución como gesto que pone de manifiesto el deseo de control social de su propio cuerpo.
Ambas obras sirven como paradigma de la compleja e inexacta realidad que proporcionan los estereotipos pues, abarcando diferentes capas de contenido, alcanzan casi todos los ámbitos más allá de la prostitución. Tomar consciencia del propio cuerpo difumina los límites que los estereotipos determinaban con claridad. ¿Acaso podemos intuir datos verdaderos sobre una persona a través de su gestualidad y forma de vestir? Diego Díez en “Prendas del poder I” hace un intento por clasificar qué prenda usa la mujer para transmitir poder en un mundo construido por hombres. Mediante cinquenta fotografías de pequeño formato consigue una composición cromática y de gestos a partir de imágenes de las mujeres más poderosas del mundo según la revista Forbes. Piernas cruzadas y faldas de tubo son protagonistas de la construcción social del género en cuanto mujeres en contextos de poder.
Cuestiones similares, abordadas desde el punto de la masculinidad, se visibilizan en “Más adelante”, de Manuel Antonio Domínguez Gómez. Con la técnica de la acuarela y creando una propia iconografía, se muestra que la sexualidad dominante no sólo es masculina, sino que también es heterosexual. Una realidad que conlleva la necesidad social de revisar y actualizar qué es lo masculino y qué valores se le asignan y asocian de raíz. Los cuestionamientos se concatenan y lo hegemónico se desvanece por su propia atemporalidad e inadecuación. Controvertir el binarismo sexual da lugar a concebir otras sexualidades y otros géneros que podrán fluctuar de un lado a otro, sin la necesidad de definirse en muchas ocasiones. El cuerpo sigue siendo el centro del todo, con todas las cuestiones que conlleva vincular lo social a la propia naturaleza.
“El banquete hambriento 3”, de Rosalía Banet, trata a través de la pintura estos condicionamientos sociales vinculados a los rituales sociales relacionados con la comida. La obra, que pertenece a un proyecto más amplio en el que se narra la vida de dos hermanas siamesas, es una metáfora de lo que se nos impone socialmente que debemos ser y lo que en realidad somos y queremos ser. Bajo la apariencia apetitosa del banquete, los elementos a degustar son cabeza, corazón y huesos que simbolizan la fractura, el conflicto que esta diferencia genera. La reflexión se extiende más allá el cuerpo abarcando el hiper consumo, el exceso y las desigualdades sociales que éstos conllevan. Mas si las normas sociales son complejas, también lo son las que se establecen en el hogar. “Living”,de la serie “Hogar dulce hogar”de Andrea Hauer, hace presente aquellas cuestiones añadidas que asume la mujer con la maternidad. Mediante la técnica del bordado, la artista crea una escena doméstica en la que se combinan las tareas asociadas a un hogar de una familia con hijos, con una escena que forma parte de nuestro imaginario: un hombre tumbado en el sofá en situación de reposo en un contexto de desorden y caos dado por las tareas inacabadas e indicadas por los hilos sueltos del bordado. De acuerdo con Hauer, la idea de maternidad lleva implícita la asunción de trabajos, no remunerados ni reconocidos socialmente, tradicionalmente asociados a “lo femenino”. El cuidado de los hijos y dejar en un segundo plano la propia carrera profesional durante el período de crianza, parecen tan incuestionables como el propio rol de madre le sitúe en un segundo plano respecto al del padre. El formato de “Living” es pura conciliación laboral, Hauer adapta los materiales, técnicas y formato a su nuevo lugar de trabajo, el parque y los pequeños espacios de la casa.
Claramente, leer a Walter Benjamin desde una perspectiva de género no conlleva únicamente visibilizar la figura de Asja, como en este caso, sino asumir el análisis y la deconstrucción del patriarcado con una propia metodología de trabajo. En el caso de la práctica artística de la mano de mujeres, el uso de las labores ha supuesto una herramienta de denuncia y reivindicación en este sentido. Ellas no dan puntada sin hilo, la aguja se convierte en un arma con la que tejer otros relatos y en un lenguaje que, tal y como la cultura ha favorecido, pertenece mayoritariamente a ellas. “Enfermera”, “Living” y ahora, “Luci in the Escai”, de Sonia Navarro, son prueba de ello. Realizada con PVC cosido a modo de collage, la artista diseña recorridos de la ciudad donde transita plasmados en forma de patrones de costura, formas que nuevamente hacen mención al cuerpo. Bajo la apariencia de un discurso formal, Navarro asume la costura como lenguaje propio, heredado de su madre y abuelas. Su forma de trabajar pone en valor toda una construcción social que, muy a menudo, suele llevar implícito quedarse al margen de valores económicos e incluso simbólicos. Como en obras citadas anteriormente, la distinción es también compromiso social, un modelo de lucha desde las artes visuales como lo es escribir y publicar sobre ello. “Paisajes de excepción”, de Gabriela Bettini, sitúa al público en el estudio de la artista, la pintura al óleo representa una pared con imágenes de paisajes pegadas que parecen ser objeto de estudio para alguna futura creación. Las fotografías, sacadas todas ellas de Internet, son una combinación de lugares situados en América Latina. Parte de ellas se encuentran en la web de empresas transnacionales y otra parte son los lugares donde activistas medioambientales han sido hostigadas o asesinadas. Cada vez más, la lucha desde los feminismos y la ecología se vinculan más estrechamente. El ecofeminismo es muestra y resultado de ello, lo cual aumenta la vulnerabilidad y peligros que en ocasiones conlleva su activismo. “Our Body, our Fight”, de María Carbonell es otro ejemplo de ello. La pintura al lienzo muestra tres activistas el grupo Femen, un grupo que se caracteriza por usar su propio cuerpo como espacio para la denuncia. La artista muestra a tres de ellas a mitad de una carrera de fondo; se intuye el largo camino recorrido y deja entrever el trayecto que falta por conquistar.
Si bien los caminos que faltan por recorrer se advierten arduos, repletos de baches y socavones, aquí se desean aquellos que, a diferencia de la dedicatoria de Benjamin para Asja Lacis, sí contengan una salida.
La construcción paulatina de nuevos referentes con nuevas historias van tejiendo la Historia mediante pequeñas puntadas. Las ausencias se van completando poco a poco sea desde los grandes museos, sea desde los pequeños centros culturales. Y en este contexto es donde la Biennal de Mislata Miquel Navarro se propone como un ejemplo más. Mediante la edición de los Premios de Adquisición Mislata 2017 tejemos nuevas realidades en las que tienen lugar nuevas protagonistas como son Asja, Alejandra, Griselda, María, Gema, Sandra Paula, Diego, Manuel Antonio, Andrea, Sonia, Gabriela, Oxana y muchas más…
Bibliografia
Benjamin, W. (1989). “Calle de dirección única”. Abada editores. Madrid.
Jullien, F. (2016). “La identidad cultural no existe”.Taurus. Barcelona.
Webgrafía
Borinski, A. “Un raro amor de Walter Benjamin”, La Nación. Buenos Aires. 25 de septiembre 2010.
Manrique, D. “Le llamaban El Miserable. Walter Benjamin cayó bajo el Efecto Ibiza durante sus visitas a la isla”, El País. 28 de mayo de 2018.
Morales, P. “Tres mujeres para Walter Benjamin”, Nexos, 1 de septiembre de 1992
Nochlin, L. “Why Have There Been No Great Women Artists?”, en Women, Art and Power and Other Essays, Nueva York: Harper & Row Publishers, 1988, pp. 145-178. (Publicado originalmente en Art News, vol. 69, núm. 9, enero de 1971.)]
Tudelilla, C.(2014). “Encuentro en Capri y cita en Moscú. Asja Lacis y Walter Benjamin” en m-arte y cultura visual, MAV Mujeres en las Artes Visuales.